Entre todo ese ruido y ese fervor tan propio de primavera me vi arrollada de la misma manera que en una estampida, como si no hubiera otra salida que aquella, la de allá, y que entre tanto bullicio sus manos fueran un oasis. Ni siquiera me di cuenta que podía tomarlas, así como tampoco sabía donde estaba parada.
No vamos a hablar de nuevo de lo mismo, porque todo lo que importa es el silencio. El bendito silencio que, bajado del mismísimo cielo nos dejó boquiabiertos a todos.
El silencio de esta noche es el que no puedo encasillar entre todos mis silencios vividos; si ahora no tengo frío... ¿qué deberá esperar del mañana mi alma?
Si ahora que ya esta... ¿Ya está?
1 comentario:
Me gusta como escribís!
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