miércoles, 5 de diciembre de 2012

raíces aéreas

Pensaba en qué haría si me despertase primero.
Si fuese yo la que entendiese...
Me quedaría callada. El silencio a veces lastima, y a veces cura solo.
Me gustan de los dos silencios, siempre da mucho más para aprender de lo que ya está dicho. O de todo lo que vos podes decirme.
No quiero decir que me lastiman tus palabras, solo es que... tus ojos me hablan mejor cuando estás callado.

Entonces sonreiría, y en vez de cerrar los ojos los abriría más.
Para verte descansando, para contemplarte soñando.
Después me iría, no muy lejos, pero me alejaría lo suficiente para cambiar la perspectiva; caminando descalza para no despertarte, sintiendo el frío de la mañana inyectándose en mi cuerpo desde las plantas de mis pies. Ir de a poco escurriéndome de tu lado para mirar el amanecer, para que a mis espaldas vivas otros siglos entre historias asombrosas -con otras verdades mas bellas y puras- mientras disfruto de la tímida luz que me brinda el sol.
Y finalmente me gustaría decir que, como inevitablemente siempre se vuelve a dónde se pertenece, volvería como imán a reposar a tu lado..
pero hoy ya no lo se.
No soy como aquellas que...  No se si es a tu lado... Es sólo que no te neces...

Me da miedo completar las frases.
El temor es producto de uno más grande: no se ni siquiera a dónde pertenezco.
Es más fácil aferrarse a un cariño que no existe.
Al fin entiendo lo que sienten las almas perdidas.

(Escrito de noviembre que no encontraba su final)

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