Si fuese un tipo de amor, elegiría ser un amor de transporte.
Esos amores que suceden en un colectivo o un tren, y que siempre tiene un final corto, inmediato, inevitable.
Estaría llena de miradas furtivas, y ocasionalmente de aquellas encontradas que rápidamente se disimulan con vergüenza. Llena de teorías inventadas, de estrategias tomadas, de escaneos intensivos, de conclusiones acertadas y algunas otras erradas. Elegiría estar llena de esa magia negra que envuelve a la gente con atracción recíproca, pero frecuentemente no es aceptada.
Amores que a la distancia comienzan con un pensamiento, y se convierten en historia, que tal vez volverá en un tiempo a nuestra mente, pero jamás a la realidad.
Amores que aunque el destino final del viaje coincida, termina ahí arriba, y se va velozmente como un cerrar violento de puertas, tan cruel como si nada hubiese pasado.
Sería un amor fugaz, pero intenso.
Sería una fantasía que hace pasar el tiempo rápido, pero que nunca se queda.
(Sería el veneno, sería mi propia enemiga.)
3 comentarios:
Oh es tan cierto.
Una sola vez me pasó que me "enamoré" de un pibe en el colectivo y hacía cada boludez para coincidir.
Pobre, vive a 3 cuadras de mi casa y es como 2 o 3 años más chico que yo.
Aunque a veces no alcanza con esa fugacidad.
Que andes bien
mi figurita repetida arriba del 28, ese anhelo imposible que se muere cuando baja en otra parada distinta a la tuya. quí lo re parió, como se maquina en esos momentos, ese flash de pensar "lo que pasaría si.." con ese ser platónico, es genial.
Serías un buen recuerdo y una sonrisa. A quién no le gustaría ser eso.
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