Rebobiná y le das play. Anotás los errores uno por uno, los estudiás, repestís que eso no se hace. Formulás nuevas preguntas y mas respuestas a las que ya había... Volvés a mirar una y otra vez hasta que no te quede nada sin analizar. "La próxima vez no va a haber errores de ese tipo me lo aseguro" y la tenés clara.
Esperás a que te toque de nuevo la situación problemática y no llega... Ya va a llegar, te repetís infinitamente. Caminás por tus pensamientos esperando a que el problema se vuelva a plantear, asi no tenés que sufrir mas. Orgullo puro, pero satisfactorio al fin. Mientras tanto repasás una y otra vez, no va ser cosa que se te olvide el cómo reaccionar...
Pero en ese tiempo que pasó y vos tratabas de entender... El mundo cambió, vos cambiaste, las cosas cambiaron... Pero lo que te cuesta aceptar es que los errores no dejan de presentarse: Te olvidaste de seguir viviendo, y peor que eso: Volviste a cometer el mismo error pero en otra ocasión; y seguís pensando en algo menos importante que tu propia felicidad.
miércoles, 22 de abril de 2009
sábado, 18 de abril de 2009
Realmente, cuando me pasan esas cosas, me dan ganas de cuidadosamente, con una pinza de laboratorio, retirar mis ovarios de mi organismo, ponerlos sobre la mesada de la cocina, lavarlos meticulosamente, limpiarlos... y luego tomar una maza de obrero y darle con todo, y después cuando termine los prendo fuego, sin duda.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)