martes, 27 de noviembre de 2012

un poco de miel no basta

-Para mí, tres cucharadas por favor...
Tres. Un número interesante, muy curioso.
Pero antes que continuara, me corregí con algo de sabiduría:
-Dos y medio mejor, me estoy cuidando.

¿cuidarse de qué?
Vaya a saber una, pero cuidarse dándose el gusto, aportando esa mitad.
Cada vez que agarra la autopista con esa velocidad y precisión, me pregunto porque no la usa así en otros aspectos de su vida. Conducirla como su automóvil, casi con un brazo asomando por la ventanilla, señal de que está todo más que controlado; la velocidad es magnífica, sus ojos brillando por la adrenalina lo son aún más.
Pero si la utilizaría bien no estaríamos tomando el té, aquí, en esta mesa arrimada a la ventana. En esta oscuridad que se amolda a nuestras figuras, que nos abraza y nos contenta porque deja que veamos lo suficiente pero por supuesto que no todo.
Al igual que las cucharadas, mucha luz es mucha verdad, mucho y muy abundante. Estaría viendo que llorás por ella...

Yiya... estaría orgullosa de esta tremenda creación.
Podríamos invocarla mientras nos reímos y sentimos el gusto amargo de su condimento especial.
Una ración de veneno del mismísimo frasco no tendría el mismo gusto.
Yo lo tomo con el té de cada mañana, y cuando estoy sola con mi café de cada madrugada-
yo lo prefiero con el té preparado para tres.

(mí interpretación libre de esta canción)

viernes, 23 de noviembre de 2012

ya no hay más

Cada vez que la imaginaba, la imaginaba sentada. Sentada con su habilidad de pasar horas en silencio, y su habilidad de reir por nada y de llorar por todo.
Todos llevamos todo a todos lados.
Así estaba cuando la encontró en la puerta de su casa.
-No podés acelerar el ritmo del trabajo. Golpea siempre el mismo martillo, como gira siempre contenta la aguja del reloj, dando paso por paso para empezar otra vez...
-Sí, pero yo no estoy contenta.

Ahora que ya lo había admitido ¿qué más había que esperar?
No era una aguja, tampoco iba a empezar otra vez. Dejó la frase en el aire, zumbando en la noche.
Y mientras... pensaba que su barrio era mucho más lindo. "Debe ser por los árboles".
¿y qué importaban los malditos árboles ahora, a esta hora, y en este momento? Seguro importaba porque nunca los volvería a ver, al menos no desde ese modo (ni detrás de sus cristales mojados).
Cabe la duda de que no importasen porque, entre ellos dos, ya no había algo que realmente valga la pena prestarle importancia. ¿cuándo lo hubo?

Como el "ya te podés ir yendo" sonaba muy violento, o tal vez porque sus lágrimas aún no se terminaban de secar, optó por intentar darle un abrazo de cortesía.
Buena movida, campeón.
Ella ya está en la esquina.
-Es tarde...
La excusa fue tomada por los dos como un hecho irrefutable. Siempre fue tarde.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

especialidad

Considero que la especialidad de un algo se forma con la exageración infinita de una cualidad particular, y la cualidad misma (que por sí sola, ya es exquisita). Poco lo que es en sí, porque poco es para un humano regular... mucho de lo nuestro. Muchísimo. Casi exclusivo.
Entonces para atacar a eso que, de vez en cuando, molesta... no queda más que apuntar al centro.
El centro está acá.

Domingo, Lunes, Martes...
Eso que aparece en cada vuelta de la esquina, en cada situación, en cada personaje; eso que aparece de la nada, hasta dejarte en pleno desconcierto; ese ruido, ese destello... Unas cien veces más, y habrás de volverte loca; loca, florence.
Al centro.
La especialidad hace que ese aroma te persiga hasta el cansancio, y ahí ya nos encontraremos con que estaría actuando gran parte misma de la imaginación y poco del objeto en sí. El objeto nunca está... bastaba solo una vez... Entonces ahí la exageración hace su participación estelar. Abrumador ¿verdad?
¡Pero qué deleite provoca!. No es aquello lo que perturba, sino nuestra idea, nuestro recuerdo, hasta nuestra imaginación lúcida -la que grita barbaridades. La cosa sigue siendo la cosa, resguardada en su plena inocencia e inconsciente de lo que provoca.
Apuesto que los demás no se dan cuenta. ¿cómo podrían?
No solo es imperceptible, sino que ellos lo llaman -y lo digo con toda la pena que puede reunir mi alma- insignificante. ¿Cómo es posible? No lo imagino. Inadmisible, en mi espíritu es inadmisible.
Algo que nunca pasaría desapercibido ante mis ojos, ante mis razonamientos.

Tratar de derribar al impuro deseo.
Tarea compleja, pero no imposible. Tarea penosa, diría... algo tan revelador depositado en el fondo del tacho de basura.
Desperdicio.
(..y la culpa la tiene Nabokov)

domingo, 18 de noviembre de 2012

miércoles, 14 de noviembre de 2012

hondo

Cuando era chica sabíamos decirle lo hondo a esa parte de la pile donde era peligroso ir porque sin aviso quedabas a la deriva y ya no hacías pie.
Saber nadar siempre permitió sortear algunos obstáculos, ¿saben? ir más allá, meterse dónde no nos llaman (ni nos llevan) pero tienta; meterse bajo el agua porque había más lugar para nadar.
Animarse, ir a tocar el fondo con las manos.
Salir; decir 'llegué'.

Si supiese mentir hasta podría decir que ya he olvidado...
Momento.
Aprendí, en algún punto, a largar los brazos; a liberar su cuello, a irme hacia lo hondo- 
Soltar.
Pero a pesar de que abrí mis manos, el dolor no se va. Está esperando la corriente para volver a rebalsar.
Yo espero la corriente, en cambio, para que me eleve con ella y flotando mi cuerpo llegue a la superficie, poder salir.
Salir nadando.

Voy.
Mientras tanto, paso mi semana con Campo.

martes, 13 de noviembre de 2012

Historias de amor

Hace un corto tiempo una linda mujer se sentó en el tren al lado mío, tan bella en sus maneras que no pude dejar de mirar; la espiaba suavemente y de reojo, con recelo... ella era un ser digno de admirar.
Entretenida con su teléfono pude deducir que estaba interesada en un alguien -podía leerse en sus expresiones y en su atención a lo que sea que esté pasando en su universo- mientras esos mensajes iban y venían. Pude imaginarlo todo.
Noté que uno de todos esos no se había terminado de escribir...
Sólo decía no.

No.
Pasó al menos medio minuto mientras ella miraba la pantalla, y miraba al más allá consumida en una larga pausa; borró el no, para volverlo a escribir.
No.
Pensaba más.
Seguía el no, tajante y rotunda negativa en la pantalla, con el cursor destellante pidiendo a gritos que haga algo, que por dios haga algo.
¿qué pasará detrás de esa negativa?
¿y por qué tardaba tanto en eviarlo? Significaba que no era un comentario al pasar, no era un sólo no como tantos otros que supo decir en su experimentada vida.
Era una de esas figuritas difíciles.

Estoy segura que era para algún el, o tal vez para ella... uno particular.
Era para quién robaba sus noches despertándola en la madrugada, pensando en cuanto extrañaba su cuerpo en la oscuridad. Que era para quién robaba sus horas por la mañana manteniéndola cautiva a su lado, casi sin que se diera cuenta, tomando fragmentos de su alma y haciéndola más suave y motivada, haciéndola casi dependiente de ese amor que le ofrecía.
Ese amor dominante... que más allá de todo, la hacía sonreír como ninguna.
Ese amor, que sin su fuente era aire.

¿Cuánto de todo eso ella tomaba?
¿Cuánto era capaz de devolver?
¿Y cuantas otras historias de amor habría en ese tren, en ese mismo instante, pasando frente a nuestros ojos?
Solo hay que imaginarlas y darles lugar.

sábado, 10 de noviembre de 2012

vindicāre

Dicen tantas cosas de la venganza.
Que es un plato frío como la muerte, pero que es dulce como el más rico manjar; que iguala, que asemeja, que crea peligros... que eterniza.
Yo nunca fui suficientemente valiente como para tenerla en mis manos, pero podría sembrarla si se que viviré por siempre, aunque sea por medio del terror, en tu alma.
Ella será capaz de tenerme bien presente si tu mente no me lleva con vos.
Podríamos ser aliadas...

Yo nunca pude disfrutar de ese azúcar en mi boca, pero la comería como postre, y con las manos enchastradas... porque no hay tiempo de ser delicada-
Preferiría que sea sentada en tu cama en la mañana, dejando atrás mi perfume en tu almohada; la delicadeza ya habrá quedado tiempo atrás, junto con la noche y la oscuridad.
Allí tendería las cuerdas de mi inmortalidad, para atraparte y nunca dejarte ir; aún cuando no esté presente, aún cuando no te necesito.
Después, podría perdonarte.

La venganza nunca es buena; mata el alma, la envenena.
¡Pero qué veneno tan gustoso! Juro que podría tentarme a probarlo.. al menos una vez más.
Imposible. Estas reglas las pongo yo.
Esta vez... el olvido será la única venganza y el único perdón.

jueves, 8 de noviembre de 2012

Limar asperezas

Hace un tiempo me compré una lima nueva.
De a poco me fui familiarizando con ella y empecé a usarla; no es que el estado de mis uñas fuera realmente importante, pero que más da... existen.
El problema es que tiene dos lados: uno que sirve y otro que no tanto... es demasiado fuerte para unas uñitas débiles que se rompen de nada. El que sí, sirve para dejarlas cortitas y sin mucho glamour. El otro es un exceso de rudeza.

Entonces le encontré una segunda utilidad: lija cartón.
La llevo a todos lados, lo juro, porque me termina siendo más útil en mis tardes de facultad que guardada en alguno de mis cajones. Y de vez en cuando, la saco para que cumpla su verdadera función.

... De pronto me di cuenta que esa lima es la historia de mi vida; mitad y mitad.
La que involucra el diseño, por suerte, es la parte más útil y feliz.
La otra... bueno.
Pero funcionan juntas, de alguna forma extraña (a veces linda)

adoración

Me quedé pensando que en una relación siempre hay alguien que ama más.
Un poquito, mucho, o bastante... más que una carrera o una línea de comparación es un algo limitado; hasta donde llega, llega.
La verdad que en lugar de alegrarme me entristeció un poco.
¿como será encontrarse con que la persona que te enamora cada día te adora de la misma inagotable manera?
A lo mejor esa es una de las grandes llaves de la vida.
Posiblemente, quién sabe... ese sea el amor que abre puertas.

martes, 6 de noviembre de 2012

capítulo XXV

"Todas las familias felices se parecen entre sí;
en cambio las infelices son desgraciadas a su propia manera."

-
La verdad es que lo hice en primer lugar pensando que podía generar algo distinto, aunque ahora este un poco arrepentida y avergonzada de mí misma.
No soy yo la que tiene que generar eso que quiero ¿cómo es que no lo entiendo?; a pesar de que lo único que pueda llegar a producir sea confusión y problemas, nada más alejado de lo que me gustaría, no está mal producir algo, al menos algo pequeño.
Admito que el sueño y el cansancio emocional se mezclan para hacerme escribir cosas demasiado sinceras  aunque dolorosas de leer, de vez en cuando no está mal admitir la verdad.
Llorarla, sufrirla, reconocerla en mi interior como algo concreto e intentar avanzar con el resto de todo.
Llevar de la tediosa teoría (que ya se mil veces) a la práctica de ser más fuerte que mis deseos y mis sentimientos, de eliminar mi sensibilidad y exagerada compresión y compasión frente a algo que de hecho ya no creo que lo merezca.

No es que esta vez exagere a sobremanera, así es como sabe sentirse alguien que se ha encontrado en una posición desfavorable, bastante estafada y burlada de una manera tonta e innecesaria, sin siquiera habiéndoselo buscado.

...Cuidado.
Tampoco está mal sentir el dolor adentro,
a veces pienso que lo prefiero... significa que estoy viva.

Repaso diario.

Cerré los ojos y me conté una historia.
Historia que, probablemente, sea la más cercana a la realidad; historia donde quién pierde no es el más débil, sino el que queda desprotegido.
A pesar de ser fuerte quedé al descubierto. ¿Cuándo no? 

Entonces cada vez que el sufrimiento vuelve recuerdo que nunca me dijo una sola palabra.
Sólo que no se arrepentiría... Eso significa nada.
Yo fuí quien se enterraba en esto más y más, la que decía verdad tras verdad mientras él callado aceptaba mis besos con simpatía.
¿Acaso en eso también estaba fingiendo? Creí que lo conocía, creí que jamás me haría algo tan horrible, prometo que creí que nunca me podría hacer sentir así..
Con la habilidad de sentirme una tarada cada vez que lo pienso, una y otra vez, un sinfin de lamentos.

Qué fácil es callar cuando hay alguien más que habla por vos.
Qué fácil es lastimar cuando no hace falta hacerse cargo.
Es imposible no darse cuenta...
Y así yo me di cuenta: de las cosas que más me lastimaron en la vida, por las que más lloré... una de todas esas sos vos.


domingo, 4 de noviembre de 2012

Por envenenamiento

¿Envenenaste alguna vez a algún insecto?
Lo ponés dentro de un frasco, lo llenás de veneno y rápidamente ponés la tapa para mirar a la víctima morir.
Un placer que pocos se pueden dar.
Ambos saben que el aire se empieza a contagiar de un aroma a catástrofe y que tarde o temprano él va a dar el suspiro final, es una cuestión de tiempo y lucha. Ser testigo de como intenta escapar desesperado por un poco de vida y finalmente vencido cae despacio por el aire con gracia de bailarina, dejando una aureola invisible llena de muerte y soledad.
Una danza mortal.

Después desarmarlo, porque nunca es suficiente cuando no se puede parar.
A su cadáver sacarle las alas, separarle las patas; y al cuerpo... hay tanto que no se sabe por dónde empezar. Cortarlo a la mitad, examinar su interior, aplastarle los órganos con la punta de un lápiz filoso..
Que de él no quede más que un montón de desperdicios,
destruir todo, incluso su dignidad.

... ¿y viste entonces alguna vez a una mujer enamorarse de quién no le corresponde?
La dulzura está en la tortura, mi amor.

sábado, 3 de noviembre de 2012

para qué

Hace días que quiero contar lo que me pasa, pero esta vez no se bien por qué las palabras quedan atascadas en mi cabeza, las siento apilarse una tras otra... y justo ahí viene el colapso y el llanto.
Una y otra vez.
Creí que esta vez iba a ser diferente.
Creí que teniendo bien presente mi lugar iba a poder ser más fuerte.

Tal vez solo haga falta dejar de intentarlo: según un dicho popular la clave es hacerlo... o no.
Si supieras... Hay cosas que me duelen muchísimo, y te lo prometo, hago lo imposible para evitarlo. Intento no intentarlo, lo que sea que fuere que no esté funcionando. Al menos intento elegir el no hacer.
porque ¿para qué?
Para qué es la pregunta a todo.
Para qué... si igual no te das cuenta.

No se si me preocupa más que no te importe o que no te des cuenta.
La importancia, al menos, es relativa.
El involuntario hecho de que algo no te afecte aún sabiéndolo todo es bastante cruel.
Devastador