sábado, 27 de agosto de 2011

Magnets

Pensaba en los imanes.
Mejor dicho en las personas que son imanes. Imanes ideológicos, imanes de la mente, espejos, calcos.
Basta que uno se mueva para que el otro se vuelva a acomodar en la misma posición, y de mala manera, pero se acomoda... y no solo eso.

Los imanes son casi tan malos como el sometimiento.
Me autocorrijo: son el sometimiento de una persona que, de una manera tan bruta, acaba por hacerse la imágen y semejanza ideológica de otro ser.
Pregunto: ¿se cuestionarán antes de largar el discurso parlanchín que resulta muy familiar? ¿o terminan obligándose a sí mismos por puro capricho, costumbre o gusto?
Nunca lo entenderé. Y si es por gusto menos.

Ideologías que se cruzan hay muchas. Las medias naranjas (y hablo de las auténticas) suelen tener la misma ideología, no así repiten lo mismo todo el tiempo.
En cambio ser el imán de otro... lo veo horripilante, aborrezco el momento en que me doy cuenta que ese pensamiento fue tomado casi con naturalidad, más cuando se trata de gente adulta que piensa y dispone de la capacidad para elaborar una idea, sea cual sea.
Ser dogmático en su máxima potencia es ser un imán, es reflejar lo que dice el otro como si estuviese estudiado, como comer una manzana ya masticada porque así cuesta menos energía.

Si un día me vuelvo el imán de otro sin siquiera molestarme en pensar lo que estoy pensando, pido tortura, háganme razonar...
si no respondo mandenme al paredón no merezco (ni quiero) vivir así.

domingo, 14 de agosto de 2011

Somos.

Como explicarle a la gente que...
Sí chicos... Estamos como estamos, porque vivimos como vivimos y más que eso.

De la nada nada sale, SÍ!, todo pasa por algo, SÍ!..
Pero por nosotros, por nuestras acciones, por nuestras vivencias, por elecciones.

Parece que no es nada nuevo esto que estoy diciendo, pero me canse de las atribuciones al cielo, al tiempo, al destino, a dios, a las casualidades, o a la madre tierra.
Cada uno cree en lo que quiere creer, y eso lo acepto.. siempre y cuando estén dispuestos a abrir sus cabezas y a cuestionarse a sí mismos sin dejar nada intacto...
¿Tanto le cuesta a la gente admitir que nuestros propios actos, que nuestras personalidad que adoptamos ante ciertas situaciones SON las que cambian (o no) las cosas?

¿De qué sirve vivir (y sufriendo por cierto) sí del día destacas una de díez cosas buenas, y diez de una cosa mala?
Está en vos, en ustedes, en nosotros como un 'yo' colectivo, en armarnos de valor para enfrentar lo que se viene sea como sea (y a nuestra costa por supuesto), en seguir caminando a pesar de que los vientos soplen fuerte y para abajo, como siempre y como en todo. Sé que nos sentimos débiles a veces, y que hay más de una razón para vivir el dolor con sufrimiento... pero mientras intentamos encontrarle el sentido a las cosas y ahí recién tomarle el gusto a lo que es el vivir... pués que otra cosa más para hacer que el vivir mismo.

Convirtamos esas malas ondas en alegres melodías, saquemosle jugo a todo mientras podamos.
Corramos el riesgo de aceptar aun aquello que no nos creemos capaces, de dudar hasta de lo que más seguro estemos para encontrar a la seguridad detrás de la duda, y compartir lo poco que verdaderamente tenemos como si no hubiese un mañana.
Corramos el riesgo de tomar la vida con nuestras manos y no permitirle a nada ni a nadie que lo haga por nosotros, porque al final del día (que es lo que importa) nadie te dice como hiciste lo que hiciste, nadie te juzga en los pensamientos, nadie te dice como va a ser mañana ... excepto vos mismo.

Encarar tu día con alegría y compromiso hace que de tu vivencias destaques hasta lo que no crees que lo vale, y que esas mierdas que crees que te rodean como satélites se caigan por gravedad y no suban hasta donde sos intocable... en la mente donde habitan las ideas que no perecen ni dejan de ser.