martes, 21 de agosto de 2012

Sombra

Un día de sol y doscientos mas en la sombra.
A veces ocurre que deambulo abúlica entre ellos, a menudo descalza, como vos con tus pies en invierno.
Los imagino además en la oscuridad haciendo crujir a las hojas, sin siquiera demostrar signos de alteración; por eso en mi cabeza tomás la forma del musgo y la lluvia, estás situado entre los árboles siendo uno más y tu paleta se balancea entre los marrones y los verdeoscuros , porque con esa se tiñen los bosques cuando descansan de tanta alegría solar. Serías el sentimiento de la paz cuando nadie los habita ni los oye, serías algo armónico

Él sale una vez y se oculta por mucho tiempo, detrás de muchas nubes amenazantes que nunca lo dejan solo: no va a ser cosa que se escape un rayo de luz.
El tiempo en los días de sombras se multiplica y se divide solo, porque así como termina empieza de nuevo, se amasa y se amasa volviéndose elástico, de a ratos kilométrico.

50, 60, 70...
Perdí la cuenta, ¿iría por el principio o más bien por el final?
Como se sabe cuando se llega al doscientos y uno no me preocupo demasiado; en el mientras los camino, descalza... como vos en mi cabeza, crujiendo mis ideas que suenan como hojas.
Perdí la cuenta decía porque los días pasan raros, entre pensamientos profusos y con cargas violentas como la electricidad; otros lo acepto, me dejo ir, lo entiendo-
si está llegando el final como esa lucidez de los días claros, no quiero dejarlo ocurrir.
No quiero cansarme,
no quiero abandonar la fresca sombra;
no, no quiero volver al principio, no al sol, no otra vez.

No hay comentarios: