miércoles, 26 de diciembre de 2012

Vaso.

A menudo me sucede que en el instante en que mis ojos se cierran para pestañear, tengo una imagen por medio segundo.. que se va rápido. Perdura como estática lo suficiente para pensarla en shock.
Mi corazón esta ahora en un vaso de agua.
No se ni siquiera qué puede significar eso.
Solo se que aprendí a amar con la cabeza, al menos eso creo; pensándolo, tomando estrategias y moviéndome de a casilleros... como el ajedrez.

Mi cara estaba entre sus dos suaves manos.
Lejos de un buen momento romántico, me gritó muy fuerte. No tuve otra reacción que mirarlo asustada, nadie nunca me había hablado así. Lo cual es mentira... él nunca me había hablado así.
Me fui sentada en el colectivo con esa sensación que te pega la espalda recta al asiento y te turba a nivel de no poder quitar mis ojos de la nuca del de adelante. En blanco.
Así.
"¿Qué estás haciendo, Flo?". Sólo eso
Así de fuerte.

En todo este tiempo me he limitado a pensar todo lo que podría sentir.
No sólo tomaba el camino difícil, sino el equivocado.
El ajedrez y mi forma de amar tienen algo en común: nunca aprendí bien a desplazarme por ese campo.
Curiosa anécdota: solo recuerdo el del caballo. 
Rodea, rodea y rodea.
Pasa que mi corazón está en un vaso de agua -me excuso. Aún escucho como se zambulle en el líquido que lo abraza, y como -sin perder ni una gota de sangre- se deposita en el fondo.
¿Que cuánto tiempo estuvo ahí? jamás podré saberlo.

Más importante para mí es preguntar ¿cómo voy a amar con un corazón fuera de mi cuerpo?
Si no lo tengo yo.


3 comentarios:

Flor Naranja dijo...

Me encantó la última pregunta. Es muy cierto eso.

Dejar que a mi destino lo meneje la suerte dijo...

Sos una de las pocas personas que escribió algo que me hizo agarrar piel de gallina . Gracias por compartir lo que escribís , soy tu maldita idola .

Anónimo dijo...

Me hiciste sentir en tu piel. Te seguiré leyendo :)