lunes, 25 de noviembre de 2013

Hospital

Y así, como cuando me preguntaron mi nombre y me fui desvaneciendo antes de terminar de responderlo, en esa camilla dura e impropia de quirófano de hospital público, me sentí en ese momento: expuesta, semi desnuda, inmovilizada por la angustia entre tantas personas que me daban la espalda y se preparaban para la ocasión, y con un respirador firme e inmóvil, dándome de ese aire que no quería respirar, pero debía.
Exactamente así.

Me aferré con mis brazos a mi propio cuerpo, lo único que tenía en ese instante y que no se estaba yendo por los aires, contando internamente los segundos que faltaban para volver a abrir los ojos; necesitaba despertar y que todo se aclare, para recibir esas respuestas que caerían del cielo como resoluciones listas para aplicar, y fue exactamente lo que no sucedió, como todos ya imaginan.
¿Qué sentido tiene creer que unas cuantas horas de sueño podrían revelarme algún secreto para tratar la melancolía que se vendría, o aun peor, irían a cambiar los acontecimientos que ya pasaron?
De todas maneras me mantuve expectante, ya no había truco bajo la manga y la realidad se me estaba impregnando en cada célula de mi sangre... si no dormía entre esas pesadillas anunciadas, moriría en vida deambulando una y otra vez por los instantes que, según mi versión de la catástrofe, arruinó mi vida.

La cuestión es que desperté en una cama, un poco más blanda que aquella del Posadas, sintiendo un gusto aún más amargo que la anestesia suministrada amablemente por vía respiratoria, y con un vacío bastante más pronunciado que aquel que casi no podía sentir. Paradójicamente, esta vez no me habían sacado nada tangible del cuerpo, sólo se trataba de la mitad de mi alma y un buen pedazo de mi sensibilidad.

viernes, 1 de noviembre de 2013

Irrealidades

Es la comunicación de los puros sentidos transmitidos de uno a dos, que roza lo vacío por tratarse de una vía que de hecho podría no ser existente; es decir, es nada.
Pero se que no era simple nada. Porque cuando hay algo que decís fuera de tu mente se vuelve pura palabra, y todo pasa por otro lado. (¿por dónde?). Vos no lo entenderías -dijo en una parte- si no estuvieses implicada.
Recuerdo haber pensado que aquí ya había algo para recordar.

Justificó -desde algún punto de vista rebuscado que cuesta seguir- que resultaría imposible que suceda a través del tiempo, y por lo tanto a través de la narración (lenta y cruda, adornada con ideas complicadas pero poco atractivas, aquella narración), por no albergar en sus medidas y acotadas circularidades un espacio donde los espíritus empiecen a hablar, comunicarse, emitir opiniones y contar su propia versión de los hechos que, técnicamente, deberían ser los mismos.
No hay lugar para irrealidades.
Sí, entendí, lo nuestro es de otra cosa. Habla de otra cosa. Pero no se con qué quedarme, si al final es un universo que técnicamente no existe, que no nos rodea, que nos incluye a medias y a duras penas nos deja pensarlos. Quedo yo en el aire, porque puedo imaginarlo pero no verlo ni olerlo. No al menos así de bien, así de claro, ni así de igual que sentirlo. ¿No hay reproducción? Empiezo a creer que alguien debe entenderlo mejor que yo, alguien debe poder decirme algo mas... y ahí es cuando meto la pata.

Y se enojarán, seguro un poco conmigo, porque no sucede lo mismo con ellos y -tal vez- porque no pueden comprender totalmente como llegar encontrarse envueltos en el misterio que es opuesto a esa narración absurda y redonda que resulta hasta falso y predecible; hablo de aquel misterio real que se apoya en torno al silencio, a los colores, a los sueños, a los instantes, a la visualidad abstracta, a la vuelta al sonido ausente, a la pausa, a la conexión directa entre puntos sensoriales que se sitúan en el espacio entre los dedos de las manos, a la vuelta esta vez a los instantes pasados y al contar para atrás todo lo mismo, con los puntos sensoriales, con las abstracciones, las irrealidades, las tonalidades (entre todo).

Y todo eso, agrega, porque quiere tener que explicar(me) lo menos posible.
Yo solo puedo quedarme con que si es como el silencio, jamás nadie va a poder entenderlo.
¿y quién oye el silencio..? Así... despacio, como nosotros.


sábado, 19 de octubre de 2013

Sin titulo I

Si nuestro entendimiento no nos habilita para entender que todo esto es consecuencia de nuestro (escaso o redundante) accionar, entonces mañana ni nos molestemos en seguir.
Porque no, no lo merecemos.

domingo, 13 de octubre de 2013

Lápiz

Horas.
Sumatoria de minutos interminables (e intermitentes) sentada frente a papeles, y a monitores. Y el mismo monitor, pero que va cambiando de lugar en el espacio, en el tiempo, y de estado.
Sonidos. De teclas y de papeles rasgados, de elementos que rozan, aprietan y dejan marcas con forma de letras (a veces) y de garabatos (la mayoría). Lápices que borran con el extremo opuesto del que escriben... como si no se pudiera resumir mejor la historia del mundo. ¿Menos general? la historia de mi existencia, y la de unos cuantos que conozco bastante.
Más y más minutos sumados sobre mi cabeza, mirando, y escribiendo, borrando, contando, pensando, y agregando cosas desde un tren en movimiento que después se me iban a olvidar, pero que igual están escritas en algún rincón del universo.
Contando para mí, ejemplificando para mí, moviendo el vocabulario en mi honor, construyendo un cuentito metafórico que me ayude a calmar mis costas.

Desafortunados momentos documentados que me ayudan a recorrer el tiempo cuando me olvido si eso fue antes o después, cosas encriptadas pero para mí. Mensajes al futuro que tal vez, con suerte, los entienda. Felizmente los decodifique y les de un nuevo contexto, un nuevo significado. Broncas calmadas porque mis dedos sabían por dónde moverse, y por dónde no podían.
Resentimiento. Odio.
Mucho odio disolviéndose a la par de que intentaba entender- y entendía.

Aprendí.
Algo, pero no se bien qué.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Saber que no sabés

-¡Esperá, esperá, no cuentes tan rápido, porque me pierdo!
-Ni yo se lo que cuento, Rosario...

Porque la verdad es que me pierdo.
Empiezo por golpes en los pies, de esos golpecitos que no son para tirar, ni siquiera derrapar, son como piedritas de ruido contra el guardabarro, son para joder nomás. Y después hay besos, y hay palmaditas en la espalda, hay cariño, hay afecto, el resto es pura desesperación mezclada con otras yerbas, cosas que conozco como la palma de la mano, cosas que se necesitan. Es eso: como si necesitara ayuda...
Lo que pasa en el final, es que cuando quería tenderle la mano, ya era tarde, o muy temprano. La ayuda todavía no la necesitaba, pero bien que le iba a pasar lo de siempre a la Negrita, y no iba a saber a dónde correr, la pobre.
¿Y pero como le cuento a Rosario todo eso? ¿Yo, que no soy vidente ni creo que se anticipen los hechos, yo adelantándome a los caprichos? ¿Yo sintiendo todo eso que es de otro? Perdón, pero dejate de joder, me dice, dejate de embromar, vos no te conocés ni a vos misma, yo te vi mirando, yo te vi no te hagas la viva, si sos un desparpajo, nena, no te vengas a hacer...

Ya se, Rosi, ya se. Ya se que no lo se, lo imagino, pero no lo se.

viernes, 23 de agosto de 2013

Esa clase de verdad.

Algunas verdades producen dolor, sumo dolor, cuando no quieren ser oídas, y ese dolor queda encapsulado solo a causa del orgullo, dejándose ver solo entre pequeños gestos.
La picazón es sólo un efecto secundario retardado, probablemente también los chillidos de queja, los llamados inmediatos a sus colegas, y en esta nueva era lo es el descargo en las redes sociales en forma de canciones y frases escritas en imágenes con pajaritos y bosques oscuros, las cuales ya vimos mil veces.
"Toy mal ):".

Porque algún día llega, entre esa cadena casi eterna de palabras pronunciadas al hilo sin parar, ni para tomar un breve airecito, que viajan velozmente y sin cuidado de un humano a otro, de chica a chica, de amigo a amigo, de ex-amante a amante (¡claro! porque ya está determinado el meollo de la cuestión: ella es el problema). Va por ahí, disimulada, entre sanguchito de conversación circunstancial y otra del mismo estilo, entre un bostezo y una risita nerviosa... la frase más hincha pelotas jamás pronunciada te llega, pero más te acaricia, te envuelve por detrás, te ata, te inmoviliza, te toca fuerte, te tortura.
Por último, y al fin, te queda.

Descubrís que no sos un ser impoluto, poseedor de la verdad y la mentira, conocedor audaz de la palabra en todo su sentido, empleador catedrático de la oración en su esplendor. Adivinás que más allá de todo juicio parcial que puedas hacer sobre tus propias palabras, jamás te planteaste el más atroz, aquel que nadie quiere oir, pero que es más acertado.

"Mirá nena... sos muy linda, pero decís muchas boludeces."

miércoles, 24 de julio de 2013

Fin del espectáculo

Entre todo ese ruido y ese fervor tan propio de primavera me vi arrollada de la misma manera que en una estampida, como si no hubiera otra salida que aquella, la de allá, y que entre tanto bullicio sus manos fueran un oasis. Ni siquiera me di cuenta que podía tomarlas, así como tampoco sabía donde estaba parada.
No vamos a hablar de nuevo de lo mismo, porque todo lo que importa es el silencio. El bendito silencio que, bajado del mismísimo cielo nos dejó boquiabiertos a todos.

El silencio de esta noche es el que no puedo encasillar entre todos mis silencios vividos; si ahora no tengo frío... ¿qué deberá esperar del mañana mi alma?
Si ahora que ya esta... ¿Ya está?

lunes, 22 de julio de 2013

Julio

Todos los años tengo la misma sensación, y al final del mes es el mismo alivio.
Ahora se que, sin excepción, si sobrevivo julio -como un ritual de iniciación- puedo llevar adelante al resto del año.

Falta poco, y espero que nada me engañe en el camino.
Al final... 6 meses de un año es nada.

jueves, 30 de mayo de 2013

División de bienes.

Todo lentamente se va despedazando en partes, y del resto de mi cuerpo me pierdo, lo pierdo porque al fin ya no pertenece a mi reino diminuto y flojo.
Por allá mis piernas, y mis brazos, y mis ojos... se alejan, me dejan, pausado, y sin sonido.
Qué extraño se siente. Estar bajo el agua es desobedecer la gravedad, es invertir las leyes de la naturaleza, es caer en un vaivén eterno donde descansar está permitido, y donde se lo hace en círculos, en espirales, luego en zig zag, y después todo junto.

Ya la siento... entrando por todos lados, dividiendo por dentro lo poco que tengo para aflojar lo que estaba feo, pudriéndose, muriéndose; lo que me trajo al agua, antes al salto, antes al llanto y más antes a la pena infinita. A la decisión primera.
Más suave que el ácido, que el aire, que la tierra que descompone vorazmente.
Más suave que incluso un sueño.
Porque así es con mi alma y eso me alcanza.


lunes, 13 de mayo de 2013

Tendencia

Lo que vemos es producto, como muchos saben y como muchos otros estudiaron, de la grandiosa acción de la luz y su reflexión.
Hasta lo negro, que es absorción casi total de ella y caracterizado por no largar nada de lo que abarca, empieza de a poco a ceder hasta dejar ver algún color entre su oscuridad.

¿y vos, antes que a la nada... tendés al azul, al verde o al rojo?

miércoles, 1 de mayo de 2013

Ida, vuelta y coronación.

Cada muy tanto me pasa: fallezco parcialmente, quedo congelada, helada, entumecida, dormida, a punto de ser digerida por el silencio, petrificada en la última acción que no recuerdo haber echo, en un acto sumamente involuntario, en uno de esos que uno no quiere ser inmortalizada.
Pierdo el habla y las palabras, y después todo el resto, siendo menos que un punto en el plano.

Pero resurjo, por supuesto que lo hago.. En forma de sonidos, canciones, palabras, versos, llantos y posteriores confesiones.
En rezos o veneraciones, vuelvo como una santa danzante vestida de rojo, con racimos de flores y brebajes alucinógenos en mis vasijas de plata, invocada con oraciones escritas sobre madera en pequeños santuarios en los costados de las rutas. Vuelvo trayendo conmigo milagros imposibles, fórmulas secretas y mentiras incuestionables que solucionan no una, sino varias vidas si es así lo que desean.

Espérenme, eso es todo.
Ya encontrare al ratón que le comió la lengua al gato.

jueves, 4 de abril de 2013

¿cuánto pesa una despedida?

No importa cuando, la mañana nos sorprenderá dormidos cada vez que intentemos esperarla.
Nunca habrá tiempo para decirnos adiós, porque cada minuto que pasa es una despedida nueva, y no podemos estar todo el tiempo...
Estar casi disculpándonos por desdibujar nuestra silueta. Aún así, vivimos el tiempo como si hay repuesto de cada cosa en la siguiente vuelta de reloj.
Aún así... encuentro sus ojos cerrados,
mis párpados cayendo sobre los míos sin poderlos detener -aunque trate- abandonándome en un nuevo viaje solitario,
nuestros tobillos enroscados,
el inhale y exhale natural del propio cuerpo cuando reposa en el sueño diario,
el viento entrando apretado por ese delgado espacio que convida la ventana mal cerrada, y nuestros cuerpos destapados sufriendo y gozando del contradictorio frío otoñal que azota y obliga a apretarnos un poco más.

Todo lo que nos quedan son instantes confusos de cosas que van pasando, una tras otra, siendo reemplazados por otros de más o menor importancia, uno tras otro.
Lo bueno es que no hay adiós tampoco para los olvidos.

lunes, 25 de marzo de 2013

Verdad y justicia.

Hoy tuve un día de locos, en el mejor de los sentidos; lleno de cosas nuevas y prejuicios rotos.
Estoy muy cansada, pero no quiero desperdiciar la emoción y prefiero tomarme unos instantes antes de dormir, y forzar mis pensamientos un poco más para escribir lo que siento antes de que mañana sea otro día.

Se ahora que lo más importante que me queda es lo comprendido y aprendido, que uno no siente realmente las cosas si no está presente y es parte de la realidad.
Hoy reí fuerte y con ganas, cante, besé lo suficiente, pensé profundamente, marche con muchísimos otros, compartí momentos nuevos, y mas que nada representé con mi cuerpo a los que están en nuestra memoria.

Me moví, más que por mí.. Por todos.
Por los que siguen desapareciendo en democracia, por las que siguen siendo privadas de su libertad en manos de negocios sucios, por los que se les ha quitado así porque sí la chance de seguir viviendo, luchando, cantando y riendo como todos nosotros.

Memoria, verdad y justicia, eso se encuentra y se pide en las calles un día como hoy.
Ni más, ni menos.

domingo, 17 de febrero de 2013

nueva plaga

Está sobre nosotros, sin que nos demos cuenta.
Porque cae silenciosa y lenta, pero efectiva sobre nuestros hombros y nuestras cabezas, pero insisto no nos damos cuenta, por que nuestros ojos no alcanzan a ver tanto.
Excusados los humanos.
¿pero no ven que no hay insectos volando?

De a poco llega hasta la punta de nuestros zapatos, y esta polvareda blancuzca sin olor ni consistencia transforma el suelo en un campo de pisadas que registra nuestros pasos, unos sobre otros.
De aquí para allá se ve que fuimos apurados, y chocándonos como tómbolas sin sentido.

Dados por enterados, conjeturas de todo tipo se oyen, las mas frecuentes relacionadas con la suciedad, la adicción y el ataque de una extraña plaga con riesgo de ser contagiosa -como dicen los periódicos. Nadie sospecha que tal vez pueda ser el inicio de una nueva estación (tal vez la quinta) sucediéndose entre las otras cuatro, que se manifiesta de una forma extraña y desaparece con el agua de las lluvias del otoño porteño.
Una estación hecha de cadáveres de pensamientos, cremados por el sol de la lucidés y retenidos entre las nubes comunes de vapor; esperando allí a tomar un poco de fuerza, colapsar y caer todos juntos como una venganza mortecina y cómica sobre nuestros cabellos, paraguas y abrigos de media estación.




jueves, 14 de febrero de 2013

Seres gaseosos

Decían que aún en mis tiempos seguían existiendo personas que se movían por estos mundos como nubes, de un lado hacia otro, dejándose ver como masas de aire amorfas y desganadas.
Decían, además, que en su interior eran seres totalmente opuestos -contundentes y enérgicos- que lograban conservarse intactos gracias a esa aureola gaseosa que los rodeaba por completo, ocultándolos con éxito entre tanta soledad autorizándolos a pasar inadvertidos.

¿Si vi alguna?
Creo que puedo, y tengo testigos, comprobar empíricamente que existió a mi alrededor algo con esas extrañas características, tan cerca que me permitió conocer su realidad.
A veces me parece ver el humo a la distancia, intangible y confuso, pero no se si es que deja apenas mostrarse porque sabe que conozco su naturaleza, o transformo con la imaginación esa confusión que me produce sentir la compasión de ser humano hacia mi persona -otro ser humano con defectos regulares y cualidades aun más simplonas,- lo que me hace ver seres casi mitológicos donde no los hay.
Compasión, como quién dice una palabra de ese estilo, se convierte más en algo penoso que heroico: tal vez, como de costumbre, acabé imaginando la gran parte de las cualidades entonces sólo merezco un sentimiento de tales características. Ambas versiones igualmente válidas.

De todas maneras, fuera del debate de mi conocimiento acerca de este particular ser, hablar en pasado implica una sola cosa: que la existencia (probable o no) sea juzgada sólo por el presente, dejando en claro que si es en el ahora, es lo suficiente... pero si ya no subsiste (o puede subsistir) en estos tiempos, queda excluido unánimemente de toda posibilidad de ser.

No es.
Me pregunto si bajo las reglas de este maldito árbitro debo refutar también los recuerdos por ser inservibles.

lunes, 4 de febrero de 2013

amigas imaginarias

Volviendo a mi infancia, tengo recuerdos de haber sido un ser muy vergonzoso.
Intercambiaba figuritas sólo con chicas de mi división y nunca llegaba a terminar el album, tenía pavor de leer para toda la clase, odiaba que nombren mi apellido en voz alta, y a pesar de que las pruebas de inglés me resultaban facilísimas, me quedaba coloreando los dibujos para no tener que entregar antes que mis compañeros más brillantes.

No soy de las que creen que con el tiempo se "pierde" esa vergüenza.
La siento adentro, la sigo llevando conmigo a donde quiera que vaya, como una amiga que se volvió flexible y silenciosa.
Es sólo que las situaciones te empujan tanto a hablarle a la chica o chico que te gusta que lo terminás haciendo por pura inercia; la necesidad de resistir en tu puesto de trabajo te enseña a hablar mucho más de lo necesario de cosas que a nadie realmente le deberían importar; el relacionarte todo el tiempo con extraños te incita, más temprano que tarde, a tener que hablar de cosas mundanas hasta encontrar algo en común, y hacer (con algo de suerte) buenos amigos.

Es el mundo que se empeña en expulsar a la vergüenza de nuestras vidas, como si fuera algo dañino.
Yo en cambio la tengo callada pero tan presente que en algunos casos transforma cosas normales en miedos tontos, haciéndose protagonista de mi vida con otro nombre de pila.
Sigo eligiendo salir sola los domingos porque ¿para qué tanta exposición?; sigo estando agradecida cuando puedo viajar sola a dónde sea que vaya, tal vez hasta imaginando como sería tener un acompañante; sigo pensando en que es mejor que el otro no sepa lo que sentís si no es totalmente necesario, sigo creyendo que puedo hablar conmigo y responderme sola, siendo suficiente con mi propia mente para ser las dos de una conversación.

Por eso digo que nunca, menos con el tiempo (que al fin de todo es nada), se pierde... sólo se que se amolda a todo, y principalmente a todos.


sábado, 19 de enero de 2013

Espejo

Mirándose al espejo una de las tantas mañanas que formaban parte de su vida, al fin se dio cuenta de que había pasado muchísimo tiempo. Contó con los dedos los meses. Sí, bastante.
Si bien para el mundo son migajas, era un gran avance para ella que creía que los días jamás avanzarían: solo aparentaban estar en un loop eterno en el que el peor de ellos (reinando el vacío de sentimientos) la sacudía de la cama una hora antes para recordarle que estaba presente.

Su pelo había crecido, eso es un signo.
Mientras tanto que seguía en el espejo se preguntó que había cambiado en todo este tiempo, además de su apariencia.
Había supuesto, como las horas se multiplicaban hacia lo eterno que a las de veinticuatro por día, que para estos tiempos ya habría pasado todo. Que misteriosamente el fantástico y mágico reloj que todos cuelgan en sus casas, con las vueltas de sus agujas, acabaría por desintegrar cada sentimiento debilitando los recuerdos que los producían.
No parecía funcionar más que para sus ojeras y su sueño puramente depresivo.

Descubrió así, mirándose, que la aparente infección que tanto la mantenía ocupada al fin había sanado. Aún con otra prueba irrefutable de que las noches si habían sido atravesadas, creía que todo estaba igual por dentro.
Que su respiración entrecortada la seguía sorprendiendo.
Que su llanto nervioso la atrapaba en los peores momentos.
Que sus celos le mordían los pies por debajo de la mesa.
Que se le aceleraba el corazón cuando intentaba voltearse hacia delante.

Y todo eso tuvo que verlo mirándose al espejo, llegando tarde a todos lados.



lunes, 14 de enero de 2013

Mil formas de romperse el corazón

Esperar.
Esperar un rato largo.
Sonreír. Ser optimista, decir que está bien, mirar ese lado que se asoma solo por querer esperar, más que esperar en sí, lo bueno.
Sentir que se acerca. Sentir que no queres una recompensa.
Esperar un poco más, siendo paciente.
Conformarse con poco, y no esperar casi nada a cambio.
Soñar despierta. Imaginar, por un segundo que el lado bueno ya llega.
Esperar cantando para no impacientarse, ni para desesperar.
Insistir.
Darse permitidos.
Darle permitidos que suenan a excepciones.
Vivir los días esperando haciendo de cuenta que no esperás.

Querer.
Querer sin siquiera esperar ser querida demasiado.


jueves, 10 de enero de 2013

Selva urbana

Lo que duele son las lastimaduras de mis pies, hechas de tanto andar descalza entre tanto basural y tanto salvajismo, sin poderme siquiera sentar un minuto para recobrar el aliento y darles una tregua.
Pero es que ¿cómo iba a parar de buscarle? seguía creyendo que estaba en algún lado.
Se fue sin despedirse, yo sin entender por qué.
Ahí quedé, creyendo que entre tanta selva urbana se había perdido; más que por creerle débil, fue por que que podría estar lastimado, inconsciente, en algún rincón. Insumida en una búsqueda desesperada no encontré más que mis propios pasos apresurados.
Aunque tal vez seguía esperando... esperando por algo.

¿pero qué sentido tendría esperarme a mí? lo había dicho: nadie espera por nadie, ya no hay tiempo ni lugar. Contaba con la ventaja de entender a medias y la percepción de que nada podría ser bueno.
Aún así era incapaz de tener una pista.
Una no controla los niveles de aprecio que se le da a la gente y la desesperación de creer que estaríamos separados necesitándonos me embriagó hasta perder el conocimiento, sólo sabía buscar su perfume. Es comparable el aprecio con el dolor, que en exceso solo te hace delirar.

Hice un círculo entre tantas hojas y apoyé mis manos sobre la poca tierra que encontré, esperando una respuesta de quién sabe más que yo. Pero en sus mensajes no había nada interesante.
Hablaba de mis lastimaduras, que sangraban y molestaban, y de mis pies enfermos que necesitaban parar de deambular sin un destino seguro.
Al entender qué me estaba comunicando, una vez que mi interior entendió y paró de empujarme para que me levantase sin importarle por esos los peligros que abundaban para alguien como yo, escuché el sonido de la naturaleza que claramente expresó: aquí no hay nada para ti.

Nada quedaba excepto yo.

miércoles, 9 de enero de 2013

signos habituales

He abierto tantos paréntesis en mi vida que la desesperación no radica en cómo cerrarlos sino de qué forma voy a salir de ellos para siempre.

Preguntándome si eso es lo que quiero, en la sinceridad me encontré con que tal vez no... pero si lo que necesito.
Llegaron las preguntas de principio de año, cosas encerradas entre signos habituales.
Siempre sanguchito* entre una cosa y la otra.
De a ratos parezco estar bien, pero es que de tan sólo pensar que hay que volver a pasar por las brasas quemando para al fin deshacerme del calvario que trajo tanta decepción me confunde y asusta.
Lógico: estoy botándolo todo a la basura pero... ¿será esto lo que al fin me conviene?
Por que nada más cierto que tengo alma de cobarde.
¿alguna vez se para de hablar sola en voz alta y se aprende a escuchar al viento?
¿y alguna vez se soluciona lo que atrás quedó sin vida y sin ayuda?
¿tendré yo...solución?


*sánguche es una palabra, más allá del chiste, aceptada por la RAE y quiero usarla al menos en un texto.

insomnio inducido

Tratando de descifrar que era lo que no me dejaba dormir, mejor dicho: encontrando la razón oculta de lo que llamo insomnio inducido -porque a pesar de no tener el impedimento de dormir al acostarme, no logro apartar el libro (o en su caso, los ojos de la pantalla), apagar la bendita luz que esta a una brazada de distancia y finalmente dormir- arribé a la conclusión de que hacía muchas noches que no soñaba, ni siquiera algo insignificante.

En otros tiempos no me hubiese alarmado porque no es algo raro en mí, pero la curiosidad se debía de que en este último tiempo (hasta diría que durante gran parte de Diciembre) no paraba de acecharme un sueño tonto, pero torturador, que me ponía los nervios de punta y hacía de mis despertares una dolorosa vuelta al mundo.
Se trataba de dos personas, de vez en cuando lejos y otras veces cerca mío y hablando con otras personas, tomadas de las manos; risueños, contentos y naturalmente juntos, tomados por las manos como si no se pudiesen (o quisiesen) despegar. En estas recurrentes imaginaciones nocturnas no lograba quitar mis ojos de sus manos, como si algo me horrorizase y atrajese a la vez, sin poder escuchar ni una sola palabra de la conversación.
Todos estaban familiarizados con esa situación menos yo.
Era un horror.
¿Qué lo era? No lo se, tal vez ser la última en enterarse, tal vez todo.

Podría decirse que a raíz de eso desarrollé un especie de miedo inconsciente a la noche, donde primero miro una película que no haya visto, o leo un poco más de mi libro que me regalaron... pero siempre con algo en la mente me voy a dormir.
A la vez hace días que no lloro ni pienso en esas manos.
No se si estar contenta, o si temer a que esta extraña paz que vela por mí en las noches ya adelantadas de vaya otra vez de mi lado.
Pero así, sola, así con ella... estoy tranquila.

sábado, 5 de enero de 2013

Pandora

Me imaginaba, por un minuto, siendo tu única Pandora.
Porque claro... los inocentes abundan, nadie quiere hacerse cargo de su propia curiosidad; como quien tira la piedra, esconden la mano.

A mi lo único que me interesa es ser la culpable de todos tus males irremediables, de todos tus errores fatales, de todos tus desvelos nocturnos y de todas tus molestias ocasionales.
Quiero que te desquites de todo conmigo, y que al fin lo desates con violencia en lo profundo de mi cuerpo, desahogándote, y al fin encontrándote con tu alma perdida en el infinito.
Dejame ser tu dulce, dulce Pandora.

Hay mujeres que, ¿sabes? Lo dan todo, hasta lo que no creen tener. Mi interés es atraparte vulnerable y robarte hasta el más mínimo grito que exprese libertad, sin siquiera ofrecerte nada mas que mi cuerpo imperfecto a cambio. Me interesa que me recuerdes en la lujuria mientras yo me quedo con el trofeo de los momentos de autenticidad que no tuvo nadie.